Protocolos familiares

Publicado (05/03/2015)

Cada vez es más frecuente en el despacho recibir consultas sobre la conveniencia de pactar un protocolo para asegurar, en la medida de lo posible, la continuidad de una empresa conjugando los intereses de la sociedad  y la participación de distintos miembros familiares en la estructura empresarial.

En nuestro país hay gran número de empresas familiares a las que se van incorporando, con el tiempo,   distintos miembros de la familia del fundador, normalmente sus hijos y nietos, pero también, a menudo, hermanos, sobrinos, etc.

Siempre es deseable que el cambio generacional sea ordenado y que tenga lugar en el seno de la propia familia. Pero en ocasiones este deseo  puede dar lugar  una serie de problemas y conflictos de cuya resolución puede depender el futuro de la empresa. Por ello  es  muy aconsejable su  planificación a  medio-largo plazo y  la creación de un protocolo familiar que regule los aspectos más críticos de la empresa: la propiedad, su gestión y su gobierno. El protocolo no solo ha de servir para gobernar la relación entre   la familia  y la empresa familiar sino que  también  ha de facilitar la convivencia  dentro del negocio familiar.

Durante el proceso de elaboración del   protocolo debe contarse  con la colaboración   de todos los integrantes de la familia y poner en común los intereses, motivaciones y aspiraciones de cada uno de ellos y su visión de la empresa  ya que  este proceso de discusión, anticipándose a los problemas que posteriormente puedan surgir en el día a día de la empresa   y posterior consenso  sobre el acuerdo,  es esencial para que el mismo sea eficaz en el tiempo.

El protocolo tiene la misión de mantener y reforzar a través de las distintas generaciones  la unidad familiar  y el compromiso al mantenimiento y  éxito de la empresa. Por ello debe hacerse el esfuerzo de transmitir en el mismo a las futuras generaciones la filosofía y los valores de dicha empresa y hacer que las mismas se sientan implicadas en él.

El protocolo, una vez redactado,  ha de ir revisándose periódicamente ya que la empresa sufre cambios igual que sus socios y el mismo ha de ir adaptándose a dichos cambios para que siga manteniendo su eficacia.

Su  contenido será todo lo amplio y complejo como lo requiera la empresa y la familia. Puede tener   una introducción sobre el origen de la empresa y su fundador y recoger los privilegios que el mismo tendrá en el momento de su jubilación, puede incluir pactos estatutarios,   aquellos que posteriormente pueden ser incorporados a los estatutos sociales,  como por ejemplo: las  mayorías exigibles para tomar acuerdos en la junta general o en el consejo de administración, pactos sobre la transmisibilidad de las acciones o participaciones,  reparto de dividendos, acuerdos sobre la manera de acceder al órgano de administración, etc. También puede incluir pactos extraestatutarios, aquellos que, como su nombre indica,  no pueden incorporarse a los estatutos sociales pero que no por ello  son menos importantes para regular las relaciones familia-empresa,  como por ejemplo: las normas de incorporación de un familiar a la empresa, sus funciones y retribución, pactos referentes a la salida de la empresa, pactos de exclusividad o no competencia de los miembros de la familia, regulación de nombres o marcas de la empresa familiar, la implicación de la familia política en la empresa, incluso cláusulas penales para el caso de que alguno de los miembros incumpla lo establecido en  el protocolo familiar. También debe establecer los criterios de composición, funcionamiento y organización  de los órganos familiares: la asamblea   familiar y el consejo de familia. También es aconsejable que establezca un mecanismo de resolución de conflictos, caso de que lleguen a producirse.

Hay que tener también en cuenta que en  ocasiones para que el protocolo familiar alcance plena eficacia en su funcionamiento  y asegurar la continuidad de la empresa hay que implementar otra serie de medidas: testamentos, capítulos matrimoniales, etc. que, de manera indirecta,  sirven de complemento  del mismo.

Como se ve la creación de un protocolo familiar   no solamente es muy aconsejable sino que a menudo es imprescindible para la supervivencia a medio e incluso a corto plazo de la empresa. Huelga decir, también, que el asesoramiento de un abogado es imprescindible porque se trata de un documento eminentemente jurídico y que debe respetar todo el ordenamiento vigente y, en lo posible, prever los cambios futuros que pueden afectarle.

Elena Mera Pascual

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